Todos conocemos los valores espirituales que enseñó Jesús a través del Evangelio, los
manifestó a lo largo de toda su vida, valores que hoy podrían servirnos
como ejemplo de una vida pura, que estaba fundamentada en la verdad,
pues Santa Rosa de Lima es el reflejo de ellos; su santidad era producto de haber cultivado los
valores espirituales, que nuestro Creador puso en su corazón.
Santa Rosa de Lima vivió intensamente el valor universal de la “verdad”, fuente de todos los valores, por eso es que en su vida se cumplió la promesa que nos había dejado Jesús, cuando dijo: El que cree en mí, de su interior correrá ríos de agua viva. De ella fluían como ríos el Espíritu Santo de Dios, que resplandecía su rostro y se manifestaba en su vida.
Por ello fue símbolo de los Valores de la verdad, la justicia, la pureza, la unidad, la paz, la armonía, la vida. Valores
que hoy cada familia deben difundirlos a nuestra adolescencia y
juventud, por esta razón San Juan Bosco decía: Si comenzamos a ser bondadosos en la juventud, lo seremos para el resto de la vida. Los Santos, como Santa Rosa, han cultivado este valor y han comenzado a servir a Dios desde la más tierna edad.
La vida de Santa Rosa de Lima estaba fundamentada en la verdad,
de tal manera que todos los valores Espirituales fluían de su corazón,
haciendo justicia a los más pobres, teniendo misericordia de los
enfermos, amando al mundo sin diferencia alguna y entregando su alma a
Jesús, “su esposo”. Así mostraba que ella propició la unidad y la paz que debe existir en el mundo, y la libertad del desposeído y oprimido por el más fuerte.
Es importante aclarar que Santa Rosa de Lima no fue
religiosa, ella santificó al mundo en el seno de su familia, fue laica
(tercera orden dominica) comprometida del Señor, y desde esta condición realizó el proyecto jamás
visto en la historia de la humanidad, que es el camino al cielo, hacia
el trono de Jesús.
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